Quizá tu muro es de solo un ladrillo de ancho debido a una herida causada en tu adolescencia. O tal vez sea una pared de concreto construida por el dolor de un divorcio o por una promesa rota. De cualquier manera, tú has decidido no confiar más en nadie, ni siquiera de Dios.
En lo más profundo de tu ser, sabes que el muro que has construido también te mantiene alejado de Aquel que puede restaurarte.
Confianza: El combustible de las relaciones humanas se centra en el corazón de las relaciones interpersonales, y te brindará claves que te ayudarán a volver a confiar a pesar de lo que hayas vivido.