En la casa de nuestro Señor todos son necesarios, todos son importantes y todos son valiosos.
En la parábola El gran banquete que se encuentra en Lucas 14:15-24, se descubren los siguientes valores que debemos afirmar
como niños y niñas de bien:
• Todos los seres humanos somos iguales para Dios.
• En el banquete que Jesús organiza, todos somos invitados. Para él no es importante el color de nuestra piel, ni si somos pobres o ricos, tampoco si somos diferentes.
• En el corazón del Señor, los niños y las niñas, sin distinción, ocupamos un lugar especial.
• Todos tenemos la posibilidad de alcanzar grandes victorias en la vida si nos esforzamos.
• Dios ama, escucha, sostiene y abraza con ternura a la niñez con necesidades especiales.