Descripción
George Müller contempló a la niña mendiga. No tenía más de cinco años y llevaba a cuestas a su hermanito. Su madre había muerto a causa del cólera que azotó a Inglaterra y su padre nunca volvió de la mina. Este rostro infantil conmovió su corazón y abrió su hogar a miles de huérfanos. Confió en Dios con fe plena e inquebrantable para sostener y educar a estos niños